Mejoras incrementales

Muchas veces queremos cambiar nuestras vidas porque no estamos contentos con lo que hacemos o con lo que somos. Queremos dar un giro de 180 grados y hacer o ser algo diferente. Tener una mejor vida, tener un cuerpo más sano, ser más felices, dejar de fumar, dejar de tomar. Queremos tener nuevos hábitos que sabemos que nos van a hacer bien y dejar los que sabemos que nos hacen daño.

Nos decimos a nosotros mismos que eventualmente lo haremos. Hoy no es el día, pero tal vez mañana lo será. Nos acordamos de la última vez que lo intentamos y no lo logramos. La motivación queda adormecida y nuestras vidas siguen igual, esperan a un mañana donde todo va a ser mejor. Tenemos el poder de cambiar casi todo lo que queramos sobre nuestras vidas y por alguna razón lo posponemos creyendo que no es el momento correcto para hacerlo.

A veces logramos que esa motivación se despierte y hacemos el intento: dejamos de ver televisión y empezamos a leer más, salimos a correr 5 km, nos esforzamos por ser conscientes de nuestros pensamientos e intentamos ser más positivos, botamos los cigarrillos que nos quedan y nos prometemos no comprar más, si un amigo nos escribe le decimos que probemos un plan diferente a ir a tomarnos una cerveza como siempre lo hemos hecho. Empezamos bien.

Pero si estamos donde estamos, queriendo cambiar, es porque algo no funcionó. Ese giro de 180 grados que intentamos dar fue más bien una vuelta completa y volvimos a donde estábamos. Uno a uno nuestros nuevos hábitos dejaron de serlo y los viejos volvieron a nosotros. Nos conformamos con estos diciendo que algún día seguro lo lograremos o nos rendimos y decimos que no podemos hacerlo, que así es nuestra vida y así ha sido durante mucho tiempo y no vamos a poder cambiar a “estas alturas de la vida”.

Pero si miramos cómo fue que terminamos donde estamos, podemos ver que casi todo fue algo progresivo y dimos un paso a la vez. No nos engordamos 15 kg de un día para otro. No empezamos a fumar una cajetilla al día desde la primera vez que cogimos un cigarrillo. Y seguro que nuestros planes cuando niños no eran ir a tomar con amigos. Todo empezó con una cosa a la vez y dejamos que fuera aumentando sin tomar una decisión consciente. Nos dejamos llevar por lo que se sentía cómodo y fácil sin pensarlo dos veces.

Aunque algunas personas lo han hecho, cambiar nuestra vida de un día para otro no es para todos. Lo importante es ir dando un paso cada día en la dirección correcta. Subestimamos las mejoras incrementales y creemos que solo hacer un poquito hoy no va a tener un gran efecto mañana, entonces preferimos no hacerlo. Pero, ¿realmente es así?

Es mejor correr 1 km hoy que no correr nada. Es mejor fumar un cigarrillo menos hoy, que seguir fumando los mismos de siempre. Es mejor decirle que no solo a una cerveza hoy que tomarnos las 3 (o muchas más) de siempre. Así el impacto no sea tan grande de un día para otro, si hacemos estos pequeños cambios todos los días después de un año lo habremos hecho 365 o 366 veces.

Es innegable que es mejor correr 366 km (uno al día) que haber salido 3 veces en una semana a correr 5 km durante el mismo año, antes de perder la motivación. Es mejor haber dejado de fumar 366 cigarrillos al año, que haber prendido todos esos. Es mucho mejor leer 15 minutos al día (más de 91 horas al año) que esperar a tener vacaciones para sentarnos a leer.

Se puede coger casi cualquier ejemplo y ver cómo en el largo plazo las mejoras incrementales son mucho más eficientes que intentar cambiar radicalmente lo que hacemos. Los hábitos son difíciles de romper y establecer unos nuevos necesita mucha fuerza de voluntad, que es limitada. Si comparamos la tasa de éxito de nuestros intentos de hacer cambios muy grandes y la de hacer pequeños cambios que son mucho más perdurables, vemos que esperar al día correcto para dejar o empezar a hacer algo del todo no es la forma correcta de mejorar.

“El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años; el segundo mejor momento es ahora.” Este es un antiguo proverbio chino que creo que es perfecto para explicar los cambios incrementales. ¿Cómo sería nuestra vida si hace 20 años hubiéramos empezado a mejorar un poquito cada día? No es tarde. Empecemos hoy y cambiemos nuestras vidas. Querer es poder y, si queremos, ya sabemos que la mejor forma es dando pequeños pasos. En 20 años espero estar leyendo esto y poder decirles que hoy fue el mejor momento para plantar ese árbol. Y no olvidemos que después de plantarlo hay que regarlo y cuidarlo todos los días.