Hoy

Estoy sentado en un avión, volviendo de Miami después de haber pasado 3 días allá. Puede sonar como algo divertido y hasta envidiable: poder darse el lujo de hacer viajes así de cortos, pero no todo es como parece y depende mucho de las circunstancias.

Hace menos de 3 meses empecé a trabajar tiempo completo pare una empresa estadounidense después de haber trabajado de forma independiente por casi 3 años. El Universo se alineó y de la forma más inesperada terminé siendo contactado por el CEO de una agencia increíble de Seattle, que me hizo una oferta que no podía rechazar, especialmente por la posibilidad de ser socio de la agencia en el próximo año.

Desde el comienzo sabía que la cultura organizacional era de trabajar mucho (9 horas al día mínimo), de reaccionar rápido, de trabajar a cualquier hora del día y cualquier día de la semana si es necesario, y que iba a tener que ajustar mi horario para coincidir con zona horario con 2 o 3 horas de diferencia (dependiendo del momento del año).

Todo esto generó muchos cambios en mi vida. Antes podía darme el lujo de viajar y trabajar unas pocas horas por la mañana y otras cuentas en la noche. Ahora tengo responsabilidades no solo con clientes, sino también con todo un equipo de trabajo para los que debo estar 100% disponible durante el día.

Antes podía tomarme varias horas en cualquier momento del día para hacer cosas personales, para pasar el día con alguien en su cumpleaños o simplemente para ir a visitar a alguien. La nueva realidad es que de 3 días que estuve en Miami, el domingo fue el único día que pude disfrutar. El lunes trabajé casi 11 horas, sin ni siquiera para para almorzar, y el martes las únicas pausas que hice fueron para ir al aeropuerto, registrar el equipaje y pasar seguridad en el aeropuerto.

Aunque suene un poco negativo hasta el momento, no quiere decir que lo sea. Simplemente es una forma de vivir diferente a la que estaba acostumbrado al momento de viajar y que tiene otras ventajas en el resto de momentos. Como dicen por ahí, “unas por otras”.

Entre las cosas buenas la primera, por más materialista que suene, es el tema de un salario fijo y especialmente del monto del salario, que es mucho mayor incluso al mejor mes que tuve en los últimos 3 años. Está también el tema del equipo, de relacionarse con otras personas y hacer amigos con los que comparto todo los días. También el hecho de tener que guiar un equipo y ser una figura de autoridad para ellos, algo que nunca antes había tenido la oportunidad de hacer. El compartir experiencias y aprender de la forma en que otras personas hacen las cosas. Esto último me ha dado muchas ideas de lo que hacía bien pero muchas más sobre cómo mejorar algunas cosas en las que venía trabajando.

A pesar de esto hay muchos momentos en que dudo si tomé la decisión correcta. Mientras viajaba o me tomaba todo el tiempo libre que quería para hacer cosas que no estaban relacionadas con mis proyectos, veía como mis amigos con trabajos de oficina estaban allá encerrados todo el día y me parecía algo impensable para mí. Me había acostumbrado a un estilo de vida diferente y creía que nunca iba a mirar atrás. No entendía cómo podían vivir así. Y sí, todavía me cuestionó si esta es la forma como quiero vivir ahora, con mucha presión y poco tiempo libre. Pero el tema económica tiene un peso muy grande en este momento para mí.

Hablando de eso, muchos dicen que esta es la etapa de la vida para “trabajar duro” y hacer ese tipo de sacrificios, pero a veces dudo si esto es lo mejor y si no podría ser al revés: es la etapa en que uno más energía tiene para aprovechar otras cosas y no ver la vida pasar sentado desde un escritorio.

Alguna vez leí que lo único que tenemos los seres humanos es tiempo y que lo que yo estoy haciendo en este momento es cambiar 5/7 de mi vida por un salario que puedo intentar aprovechar los otros dos días. Esto me hace dudar si no sería mejor volver a cambiar solo 2/7 de mi vida para poder estar tranquilo los otros 5/7.

Pero en general, en este momento no me arrepiento de mi decisión. He aprendido mucho en el poco tiempo que llevo y sé que, aunque las cosas no van a cambiar radicalmente, todavía estoy en un proceso de adaptación y de encontrar la mejor form para manejar tanto la presión como el volumen de trabajo. En el momento en que logre tener un mejor flujo de trabajo para aumentar mi productividad (que todavía me parece muy baja) y una rutina mejor definida que me ayude a incluir otras actividades en mi día a día, estoy seguro que todo va a mejorar.

Mientras tanto, a pesar de que a veces dude de mi decisión, voy a seguir agradeciendo por la nueva oportunidad y aprovechándola al máximo.

¡Gracias Universo!