¿Por qué me cuesta tanto cumplirme a mí mismo?

No sé cómo forzarme, cómo obligarme a hacer en el momento lo que me propuse a hacer desde el día anterior. Una de las cosas que más me cuesta es levantarme a la hora planeada para alcanzar a hacer todo lo que me gustaría hacer antes de empezar la jornada laboral. No lo hago porque me siento muy cansado y con mucho sueño. Al final es un círculo vicioso: no me levanto temprano, no me da sueño temprano, me duermo tarde, al otro día no me levante temprano.

Para romper este círculo sé que hay dos cosas importantes. La primera es dormirme más temprano. Esto lo logro dejando de usar el celular a las 9 de la noche. Incluso a esa hora el límite de iOS se enciende y cualquier app que voy a usar necesita que la autorice con un código, como desbloqueándola. Además de eso tengo una alarma en mi reloj. Lo malo es que muchas veces esto no es suficiente. Apago la alarma, autorizo las apps que voy necesitando y, cómo anoche, sigo usando el celular hasta después de media noche.

La segunda es obligarme a levantarme a la hora de la alarma. Si no me levante y sigo durmiendo hasta más tarde, así me acueste a una hora que me beneficia, sé que me va a costar trabajo quedarme dormido. Por eso también es importante, para mí, obligarme a pararme temprano. Pero justamente a esa hora, ese yo dormido, no toma buenas decisiones. Lo mejor para esto es tener una obligación. Puede ser tener que sacar a Marco, como me pasó los días que lo estuve cuidando; puede ser tener una cita con alguien o algún compromiso; o puede ser, y me va a tocar hacerlo, pedirle a Camila que suba el blackout a esa hora para que la luz del día me ayude.

Levantarme temprano también es mucho más fácil cuando he dormido suficiente y estoy descansado. Por eso en lo que me tengo que enfocar es en eso. En hacerle caso a mi alarma y en respetar el tiempo fuera que me da el celular en la noche. Creo que hasta ahí llega las ayudas externas que puedo poner, el resto depende de mí. Tengo que esforzarme más, tengo que volver a trabajar en mi fuerza de voluntad.

Esos últimos videos del Dr. Andrew Huberman tienen, en parte, la respuesta que ya conocía pero que igual seguía buscando: el secreto es obligarse a hacer las cosas que uno no quiere hacer. Esto uno lo va entrenando y hace que una parte del cerebro vaya creciendo. Lo importante es ser consistente con esto porque así como esta parte crece, también decrece fácilmente al no hacerlo.

Esta mañana específicamente dudé mucho si pararme a hacer ejercicio o no. Incluso pensé en los beneficios que esta parte de mi cerebro recibiría si me paraba a hacer ejercicio. Incluso así no lo hice. Me debatí y gasté energía de decisión para al final no hacer lo que sabía que debía estar haciendo.

Mientras escribía el párrafo anterior se me ocurrió que sería bueno para mí visualizar esta parte del cerebro mientras tomo estas decisiones. Creo que si la imagino, si la veo, va a ser más fácil para mí querer que crezca. Es algo que voy a intentar acordarme para probar y ver realmente tiene ese beneficio que creo.

También me estoy dando cuenta que, aunque el título del escrito sea más general, me enfoqué solo en levantarme a la hora que me gustaría. La razón de esto es que las cosas que me gustaría hacer y no hago, las haría por la mañana, a primera hora, antes de empezar el día laboral. Si me levantara con juicio tendría suficiente tiempo para entrenar, meditar y escribir. O al menos eso me digo a mí mismo. Uso la excusa que ya no alcanzo o que ya no tengo tiempo si no lo hago a primera hora, pero durante el día también sé que termino desperdiciando mucho tiempo valioso en actividades que no generan valor, como viendo qué comprar en Amazon y Mercado Libre, como viendo apartamentos que me gustaría tener pero que sé que no voy a comprar en este momento, o incluso jugando Flow en el teléfono.

Siento que llevo mucho queriendo cambiar, queriendo mejorar esto, y hay pequeños lapsos de tiempo en los que siento que lo logro. Una semana, dos o tres, pero no he logrado una mayor consistencia que es lo que realmente quisiera tener. Me encantaría que el día que no se cumple sea la excepción y no la regla como está pasando en este momento.

Sé que todo esto es de entrenarlo, de empezar hoy y no “el próximo lunes”, “el próximo mes”, “el próximo año”. Por eso hoy, a pesar de que ya va a empezar mi horario laboral, no me he bañado pero sí me quité la pijama y me puse ropa de entrenar antes de sentarme a escribir esto. Porque estoy comprometido a hacer mi entrenamiento ante de la hora de almuerzo. Hoy justo será solo calentar, el almuerzo, por lo que va a ser perfecto para sacar el tiempo sin preocuparme.

También me comprometo a reservar desde ya el gimnasio mañana en Compensar, para obligarme a levantarme a ir. Y no solo voy a reservar mañana, voy a reservar los siguientes días también, aprovechando que los días están soleados y sin lluvia y así puedo ir en bicicleta sin el miedo a que amanezca lloviendo.

Había dicho que este era el año del cambio, y como me dijo Camila que escuchó en algún podcast, es mejor empezar en febrero porque enero todavía se siente como vacaciones, y fue justamente lo que me pasó. Estuvimos viajando hasta mediados de enero y después tuve un intento de gripa que me frenó. Pero ya no hay excusa que valga, ya empezamos este cambio y voy a poner todo de mí para hacerlo realidad.