42K

No sé por qué me demoré tanto en escribir esto y espero que no se me haya olvidado ningún detalle de mis primeros 42 km corriendo. Fue una experiencia completamente nueva para mí y lo que más me sorprendió fue la cantidad de emociones y sensaciones que tuve antes, durante y después.

Va a ser un artículo largo así que prepárense porque todo empezó a finales de 2018 cuando, a pesar de no haberlo dejado por escrito, decidí que quería correr mi primera maratón y puse como evento principal del 2019 la Maratón de Medellín en TrainingPeaks (que realmente lo empecé a usar pensando en esto).

¿Por qué esta y por qué no otra maratón? Porque no era un objetivo al que me quería comprometer realmente. Era una de esas cosas que a uno le gustaría hacer pero que probablemente no iba a terminar haciendo y Medellín, la única Maratón completa que sabía que había dentro del país me daba la flexibilidad de poder planear el viaje sin mucha anticipación, a diferencia de carreras internacionales.

Como casi todos los años, el 2019 arrancó con mucha motivación y estaba corriendo, haciendo Freeletics y en clases de natación a las que me iba en bicicleta.

En marzo, yendo a una de estas clases en bicicleta antes de que amaneciera completamente y después de una noche de mucha lluvia, pasé por un charco que escondía un hueco y me caí. No fue nada grave, seguí andando hasta la clase pero no pude asistir porque al caerme tuve una raspada superficial con la que no hubiera sido higiénico ni seguro para mí meterme a una piscina.

Además de la raspada, tenía lo que yo creía que era dolor normal por el golpe, pero empezó a empeorar y me empezó a preocupar mucho porque ya tuve problemas en el menisco izquierdo y decidí no operarme por lo que estoy en riesgo permanente de terminar de romperlo y tener que ir a cirugía.

Después de algunos días de mucha preocupación esperando los resultados de la resonancia magnética, recibí la excelente noticia de que era solo un esguince. Tenía que hacer fisioterapia y cuidarme mucho por lo que tuve que dejar de ir a clases de natación, suspender mis entrenamientos y, claro, dejar de correr.

A pesar de esto me inscribí a los 15K de Allianz en mayo, sabiendo que no iba a tener suficiente tiempo para prepararme, pero inscribirme a una carrera es la forma más efectiva de motivarme a entrenar fuertemente. Tuvieron que cambiar la fecha de la carrera por temas de elecciones, finalmente no pude correr y me demoré todavía más en empezar a entrenar con juicio.

Empecé a mediados de mayo ya con poca ilusión de la maratón pero creyendo que si era constante y hacía una adaptación un poco brusca todavía podía ponerme al día en el plan de entrenamiento y correr la Media Maratón de Bogotá.

A pesar de esto, en el fondo seguían esas ganas de correr mi primera maratón completa en Medellín, pero creía que ya era tarde para hacerlo este año. Tres semanas antes de la MMB, revisando el plan de entrenamiento de media maratón que estaba siguiendo y un posible plan para la maratón completa, me di cuenta que según el plan de 42k, el domingo de la MMB tenía que hacer media maratón.

Viendo que se sobreponían muy bien los dos planes, decidí saltar al plan de maratón completa lo que hizo que mis entrenamientos empezaran a ser mucho más fuertes de un día para otro.

Corrí la MMB y me sentí bien y cumplí mi objetivo de tiempo así que la semana siguiente me inscribí a la Maratón de Medellín y planeé el viaje. Mi mamá y mi novia, Mila, me iban a acompañar entonces sabía que iba a haber algo de turismo esos días y preferí que fuera antes y no después de la maratón porque no sabía si los siguientes días me iba a poder parar de la cama.

Dos semanas antes de la maratón tenía el fondo más largo antes de la maratón y lo que terminó siendo el peor momento de toda esta experiencia: correr 3 horas. Hasta la MMB, un mes antes de la Maratón de Medellín, lo máximo que había corrido era justamente los 21 km de una media que siempre habían sido menos de dos horas. La semana siguiente fueron 23 o 24 km y esos…

Disfruté la corrida pero acabé muerto. Al llegar a mi casa me acoste en mi cama, agarré un cojín contra mi cara para que nadie me escuchara y me puse a llorar. Me arrepentía completamente de haberme inscrito a la maratón y sentía que había tomado una pésima decisión. Sentirme absolutamente exhausto sabiendo que en Medellín iba a tener que correr 14.2 km adicionales a los que logré ese día me hizo pensar que no iba a poder y que inscribirme a esa carrera había sido un error.

Ya no podía cancelar el viaje porque mi mamá, Mila y yo teníamos pasajes y vacaciones planeadas. Cuando pasó el pesimismo del momento decidí que, como ya no había forma de cancelarlo, solo podía ajustar mis expectativas, hacerme a la idea que no iba a cumplir mi objetivo de tiempo y que si lograba acabarla ya podía darme por bien servido.

Ya en Medellín, después de 2 días de turismo intenso, me sentía muy cansado de las piernas así que los dos días antes de la carrera intenté caminar lo menos posible pero haciendo los entrenamiento planeados. Esos dos días mi mamá y Mila fueron el mejor support crew que hubiera podido tener. Mila me regaló un masaje de preparación y mi mamá mi hizo meter los pies en agua caliente con sales minerales que había llevado para descansar los pies.

Siempre he estado acostumbrado a comer antes de entrenar y hacer ejercicio en general por lo que sabía que debía desayunar muy bien antes de la carrera pero que iba a necesitar hacerlo al menos 2 horas y media antes de correr. Con la carrera a las 6:30 am debía levantarme a comer a las 4 am.

Desde que tengo memoria me ha costado trabajo conciliar el sueño por las noches, especialmente cuando tengo ansiedad o nervios, como el primer día de clase después de vacaciones o antes de cualquier competencia en la que he participado. Sabiendo esto llevé unas capsulas con diferentes plantas y extractos que ayudan a dormir, pero a pesar de haberme tomado la dosis máxima recomendada, no podía quedarme dormido.

Esa noche debí dormir menos de 4 horas y terminé despertándome 15 minutos antes de que sonara mi alarma. Muerto de sueño y cansancio y sin apetito me obligué a comerme casi todo lo que dejé listo para el desayuno. Me bañé, me alisté, me despedí de mi mamá y de mi novia y pedí un taxi para ir hacia el punto de partida.

Todo el camino estuve muy ansioso. Cuando ya estábamos cerca el taxista se empezó a quejar porque todas las calles estaban cerradas por el evento y no encontraba cómo acercarse a la zona donde empezaba la carrera.